Carta de Frankenstein al Comandante

Querido comandante: 

Le escribo esta carta con el objetivo de hacerle una propuesta que usted encontrará irresistible, pero primero he de contarle las circunstancias que me han llevado a tomar esta decisión. Como muchos sabrán, sigo en la búsqueda de una mujer que sea tan horrible como yo y que quiera compartir conmigo el resto de mis infelices días en este mundo tan hostil. Fue entonces cuando, albergado en una cabaña abandonada entre las montañas de su país,  escuché a un ser humano hablar con su familia sobre la terrible monstrua que había sido vista en las costas de South Beach en Miameee. El regocijo fue tal que no dude ni un segundo en embarcarme hacia la parte norte del continente pero me encontré con ciertos escollos a la hora de poder encontrar un lugar donde hospedarme y es por eso que le estoy escribiendo esta carta.

Sé que usted se encuentra actualmente trabajando en showmatch. Debo decirle que es usted mi jurado favorito, y que todos sabemos que usted sí maneja el rating del programa, y que esa es la causa de la envidia que Moria Casan tiene hacia su persona. Entiendo que por lo tanto este no es un buen momento para embarcarse en este viaje, pero déjeme recordarle algo, los estadounidenses son verdaderos amantes del chocolate por lo tanto este no sería un viaje únicamente de disfrute sino también una excelente oportunidad para establecer negocios y tener aún más plata plata plata porque como dice el dicho “Por bien que te vaya, no vendas tu saya”, y en esto, comandante,  puedo servirle de gran ayuda. En caso de que algún cliente no esté dispuesto a cooperar, si sabe a lo que me refiero, le aseguro que mi presencia en la discusión disipará todas sus dudas y percibirá usted notables beneficios en sus negociaciones; esta es la ventaja de tener la maldición de la fealdad. 

Le prometo que no se arrepentirá de mi compañía y como prueba de ello llevaré velas en caso de que en algún momento se cortase la loz durante nuestra estadía. 

Espero con ansias su respuesta, 

Frankenstein