Escuelas sin mujeres.

 Uno tendería a pensar que, porque vivimos en tiempos donde se han dejado atrás ideas que sustentaban que la educación fuera un asunto exclusivo de una parte de la población, hoy no existen diferencias en materia de género que le impidan a las niñas, adolescentes y jóvenes ser parte de la vida escolar y universitaria. Uno también tendería a pensar que debido a la existencia de una educación pública y gratuita en todo nuestro territorio ya no existe un territorio de disputa con respecto a la educación de las mujeres de distintas clases sociales. Pero todas estas son suposiciones incorrectas. 


El escritor español Calos Ruiz Zafón una vez dijo que “El nivel de barbarie de una sociedad se mide por la distancia que intenta poner entre las mujeres y los libros.” En nuestro país existen razones suficientes para pensar que esta distancia sigue existiendo y que afecta a la población femenina, uno de ellos es la aparición de embarazos no deseados en las adolescencias.

Según un informe realizado sobre los entornos del primer y segundo embarazo en la adolescencia en Argentina, la maternidad temprana es un problema que afecta directamente en la deserción escolar de muchas adolescentes en la Argentina. Esto se debe a que  “se producen 10 partos por hora de adolescentes; y si bien los últimos años hubo un descenso en los embarazos de chicas de 15 a 19 años, la cifra entre la población de 10 a 14 continúa estable”, según comenta UNICEF. Pero no todas las adolescentes en Argentina se ven afectadas de igual manera por la maternidad temprana. 


“Chaco y Misiones son, junto con Santiago del Estero y Entre Ríos, las provincias que actualmente tienen la proporción más alta de nacimientos de segundo o mayor orden entre las adolescentes. En estas provincias, alrededor de uno de cada tres nacimientos de madres de entre 18 y 19 años es de segundo o mayor orden.” (o (Binstock y Gogna, pág 170, 2014)


Esto provoca que más de un 55% de adolescentes que se encuentran embarazadas dejen la actividad escolar para dedicarse a sus recién nacidos. Esto afecta directamente al número de mujeres con posibilidades de ingresar a una educación superior y poder formarse como profesionales. 

 

En este punto es donde aparecen esos comentarios que nunca faltan y siempre sobran como “capaz ella lo quería de esa manera”, o “es su problema por no cuidarse de la manera correcta”. Otra vez nos encontramos ante suposiciones incorrectas. 

UNICEF nos alerta cuando señala que “El 70% de los embarazos en adolescentes no son intencionales: ocurrieron durante una relación sexual sin protección anticonceptiva o por imposición.” Por otra parte, en relación a los cuidados respecto de los embarazos, no deja de ser una cuestión de educación sexual que debe ser garantizada por el Estado. Gracias a la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI) la posibilidad de prevenir embarazos no deseados está siendo contemplada como una política de Estado. No obstante, de acuerdo a un informe emitido por Ministerio de Salud (2019) “en muchas ocasiones los prejuicios, mitos, temores y concepciones infundadas del personal de salud actúan como barreras al acceso de las y los adolescentes a los métodos.” (pág, 7)

Por ende, si tuviéramos que atenernos a lo dicho por Zafón, nuestra sociedad no se encuentra tan lejos de la barbarie como muchos quisieran creer. Por el contrario, existen  condiciones tanto económicas como sociales que impiden a muchas mujeres terminar su escolaridad; condiciones que permiten que existan escuelas sin suficientes mujeres. De esta manera se hace necesario velar por acciones que permitan a las mujeres llegar hasta el final de sus libros. Ellas no merecen quedarse sin leer el final.


Actividad correspondiente a la página 31 del cuadernillo de argumentación.


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